Javier Torres, Alejandro Lanuza, Gisela Gaytán y Jaime Damaso querían ser presidentes municipales. Miriam Nohemí Ríos y Mauro Hernández, regidores. Samantha Fonseca, senadora. Y Yair Martín Romero, diputado.
Pero no lograron su objetivo, ya que fueron asesinados durante las campañas que esta semana culminan en México con miras a las elecciones generales del próximo domingo, y que serán las más grandes de su historia porque, además de la presidencia, hay 20.000 cargos en juego.
De acuerdo con un reporte de la organización Causa en Común, las víctimas forman parte de la lista de 32 personas que se postularon a algún puesto pero terminaron muertas, en la mayor parte de los casos, ejecutadas a tiros.
A ellas se les suman otros 24 dirigentes o funcionarios ligados a las campañas que también han sido ultimados.
Así, la violencia política ha marcado el proceso electoral, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador promete que serán las elecciones más libres, limpias y pacíficas de la historia y critica e insulta a quienes hablan de las y los políticos asesinados en todo el país. Los acusa de lucrar con tragedias.
Pero los muertos están. Y la mayor parte de los 56 actores políticos asesinados eran de su partido, ya que 26 pertenecían al Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Ningún partido se salva de la violencia letal, ya sean aliados u opositores de Morena.
Siete de los candidatos o políticos asesinados militaban en el Partido Revolucionario Institucional (PRI); otros siete, en Acción Nacional (PAN); cuatro, en el Partido de la Revolución Democrática (PRD); cuatro más, en el Verde Ecologista de México (PVEM); tres, en Movimiento Ciudadano (MC); dos, en el Partido Encuentro Solidario (PES); uno, en el Partido del Trabajo (PT); y dos, en partidos estatales.
Los estados más peligrosos para postularse son Guerrero y Chiapas, con 11 víctimas cada uno. Les siguen Michoacán, con seis; Guanajuato, con cinco; Estado de México, Jalisco y Veracruz, con tres cada uno; Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Zacatecas, con dos; y Ciudad de México, Colima, Morelos, Tamaulipas y Quintana Roo, con uno en cada entidad.
Impacto
Un común denominador de los crímenes es que afectaron en su mayoría a varones y a quienes buscaban algún cargo a nivel municipal.
La violencia generó un clima generalizado de temor en las campañas. Por eso, el secretario de Marina, Rafael Ojeda, confirmó en la conferencia presidencial del martes que el Gobierno ha tenido que proteger a 560 políticos.
De esta forma, además de la candidata oficialista a la presidencia, Claudia Sheinbaum, y sus rivales Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, cuentan con custodia especial 11 aspirantes a gobernadores; 185 a senadores y diputados; 354 a diputados locales y presidentes municipales; y siete funcionarios electorales.
“Los niveles tan altos de violencia están enturbiando la calidad de la democracia y la gobernabilidad del país”, advirtió el Colegio de México en un estudio titulado ‘Urnas y Tumbas’ en el que analizó lo ocurrido durante las elecciones de 2021 para alertar lo que podía ocurrir este año.
“El panorama es negro y turbio para las elecciones mexicanas. Si tomamos en cuenta que uno de los mayores logros de la transición mexicana a la democracia fue su carácter pacífico, la creciente violencia electoral resulta cada vez más perturbadora tanto para la democracia, como para las instituciones electorales”, lamentó.
La organización Data Cívica, por su parte, explicó el impacto real y concreto de la violencia, ya que incrementa la ausencia de funcionarios electorales el día de los comicios, así como de los votantes.
“La reducción de la participación ciudadana en los procesos electorales afianza los lazos entre el crimen organizado y el aparato estatal“, advirtió en su informe ‘Votar entre balas’.
La escalada de violencia incluye amenazas, atentados, secuestros y desapariciones. Los asesinatos son el último escalón.
Interminable
En la última semana previa a los comicios, el panorama no mejora.
El lunes, Pedro Salazar, candidato a alcalde en Jiménez (Tamaulipas) por Movimiento Ciudadano fue atacado a balazos. Aunque resultó ileso, otros cinco militantes de su campaña resultaron heridos.
Al día siguiente, Gilberto ‘Tito’ Palomar González, candidato de Morena a la presidencia municipal de Encarnación de Díaz (Jalisco); y Eduardo Díaz López, candidato del PVEM en Chalco (Estado de México), también sufrieron atentados con armas de fuego.
El mismo martes, la lista de crímenes políticos se incrementó con la ejecución de Ricardo Arizmendi Reynoso, candidato suplente del PAN, PRI y PRD la presidencia municipal de Cuautla (Morelo); y de Gerardo Gallegos, coordinador del equipo de campaña de Silvestre Mata Ruiz, candidato a la reelección en la alcaldía de Padilla (Tamaulipas).
Y todavía faltan cuatro días para las elecciones.