Miles de personas despiden a Paco de Lucía en Madrid

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El féretro del artista aterrizó en la capital española por la mañana en un vuelo comercial procedente de México que hizo escala en Estados Unidos. Mañana sábado será enterrado en la intimidad familiar en Algeciras, la localidad del sur de España en la que nació hace 66 años.

Una segunda capilla ardiente iba a abrirse en la madrugada en el ayuntamiento de esa ciudad andaluza, a la que esta noche iban a llegar los restos de Paco de Lucía, tras abandonar esta tarde Madrid en una comitiva fúnebre escoltada por la policía.

En Madrid, tres centenares de personas hicieron cola durante cinco horas esperando la llegada al Auditorio Nacional del ataúd del compositor de “Entre dos aguas”. Cantes flamencos de algunos, desgarrados y tristes, acompañaron la espera.

El féretro se instaló en el escenario de la Sala Sinfónica, abarrotado de coronas de flores. Junto a él, una fotografía en blanco y negro del hombre que situó al flamenco en el mundo y que revolucionó el género, abriéndolo a nuevos ritmos y armonías y fusionándolo con el jazz, la bossa y toda música con la que consideró que debía hacerlo.

Sobre el ataúd, las banderas de España y de Andalucía. Y junto a él, su familia: su viuda, la mexicana Gabriela Canseco; su ex mujer, Casilda Varela; sus hijos y su hermano el también músico flamenco Pepe de Lucía, entre otros.

El príncipe Felipe de Borbón, acompañado por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, acudió a despedir al guitarrista y se fundió en un abrazo con su hermano.

Al cantante Alejadro Sanz se lo vio desolado, sin querer quitarse las gafas de sol. Desde niño lo unía una relación muy estrecha con Paco de Lucía, que era además el padrino de su hijo Dylan.

Por la capilla ardiente desfilaron muchos artistas flamencos y no flamencos conocidos, como el cantaor José Mercé, el bailarín Joaquín Cortés, el guitarrista Vicente Amigo, los cantantes Víctor Manuel y Ana Belén y Massiel, entre otros.

“Paco, fuiste mi camino”, fue la frase que alguna de las personas anónimas de entre las aproximadamente 5.000 que pasaron por allí dedicó al músico en uno de los murales del vestíbulo del auditorio que sirvieron como libro de condolencias por su partida.

“Dos días después de su muerte queda muy poco por decir sobre él y lo poco que queda por decir es atestiguar el enorme cariño que la gente tenía por este artista irrepetible”, dijo el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, en el Auditorio Nacional. La Jornada

 

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