Ciudadanos tanto de EE.UU., como de Rusia se están viendo sorprendidos por las condiciones meteorológicas que les está trayendo este invierno. Al tiempo que los estadounidenses se enfrentan a temperaturas de 30 grados centígrados bajo cero, los termómetros de Moscú, para sorpresa de sus habitantes, marcan hasta 11 grados centígrados y han permanecido durante estas últimas semanas con frecuencia por encima de los 0, algo nada habitual en estas fechas.
Según la portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Claire Nullis, las denominadas ondas de Rossby barotrópicas, entre otros factores, son responsables de la aparición de las corrientes en chorro, fuertes vientos a gran altitud que soplan de oeste a este y que están detrás de las fluctuaciones climáticas extremas.
“La situación que observamos ahora se debe a las variaciones climáticas naturales. Las ondas de Rossby son una de las razones por las que el frío extremo de EE.UU. puede coincidir con las temperaturas más altas de lo habitual en Europa”, dijo Nullis en una conferencia de prensa sobre el asunto celebrada esta semana en Ginebra.
En los países de Europa Central también se registran temperaturas inusualmente altas. En los árboles de la capital moldava, Chisinau, por ejemplo, comenzaron a aparecer brotes, ya que, por lo que parece, algunas plantas interpretan estas temperaturas como la llegada de la temporada de floración.
Una de las razones para este enero sin nieve en Rusia y para el invierno más frío en casi dos décadas en EE.UU. es el desplazamiento del ciclón del Ártico hacia América del Norte, según dijo a la agencia Itar-tass Greg Carbin, meteorólogo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, pero agrega que el ciclón puede venir a la parte europea de Rusia en una o dos semanas, algo que podría afectar a las temperaturas en el país y devolverlas al niveles más habituales del invierno ruso.
Mientras tanto, los vecinos de casi todos los estados de EE.UU, a excepción de Alaska y Hawái, han sufrido el mismo destino que la costa este de EE.UU. y el Medio Oeste, que se vieron afectados por la fuerte tormenta Hércules, con sus severas nevada y sus vientos gélidos, justo después del Año Nuevo. Desde entonces, el desastre natural causó la cancelación de miles de vuelos y el corte de líneas de electricidad, dejando a distritos enteros de ciudades en la oscuridad, y provocando un gran número de accidentes de tráfico, algunos de ellos mortales.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, llegó a declarar el pasado martes el estado de emergencia debido al vórtice polar describiendo las condiciones climáticas como “una amenaza para la vida”.
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