El informe ‘¿Qué efecto inflacionario tendrá el shock de precios de los alimentos en América Latina?’ reveló que entre los países más vulnerables actualmente se encuentran Bolivia, República Dominicana, Honduras y Guatemala. Al mismo tiempo, según el Banco, los países con tipos de cambio flexibles como Brasil, Colombia, Uruguay y hasta México son capaces de enfrentar mejor la volatilidad de los precios de los alimentos, ya que pueden permitir que sus monedas se aprecien y elevar sus tasas de interés.
Los analistas consideran que entre las principales razones de este peligro se encuentra la gran demanda de las economías emergentes y una desaceleración en la producción agrícola.
“Claramente hay una situación de aumento de demanda, pero también han habido malas cosechas desde el año pasado como en Rusia, al igual que en China donde ha habido sequía y en EE. UU. donde han habido muchas lluvias. Todo esto ha llevado a aumentos muy fuertes en los precios, temporarios, según mi opinión, y lo que ha tenido un impacto inmediato en el costo de vida en América Latina”, asegura el economista Claudio Loser, presidente del ‘Centennial Group Latin America’.
El organismo multilateral subrayó que Brasil y otras grandes economías de la región ya están luchando contra la apreciación de sus monedas, ocasionada por un aumento en los influjos de capital privado que buscan mayor rentabilidad ante las bajas tasas de interés de economías avanzadas como Estados Unidos.
“La pérdida de competitividad es claramente un riesgo para Brasil, Colombia y México, que parecen absorber los impactos de los precios internacionales de las materias primas mediante grandes y permanentes apreciaciones del tipo de cambio”, indicó el reporte.
Tomando en consideración estos pronósticos pesimistas el organismo instó a elaborar políticas de protección de los habitantes más pobres de la región, incluyendo las áreas urbanas.
A su vez, el economista Claudio Loser opina que los ciudadanos con menor capacidad económica de las áreas rurales sacarán más beneficios de esta situación que los de los centros urbanos.
“Evidentemente son los pobres los que sufren más, pero en América Latina tenemos muchas clases de pobres. Los que viven en el campo de alguna manera se pueden beneficiar con sus plantaciones pequeñas de trigo, arroz, maíz… Todos ellos pueden tener la situación mejor. Mientras tanto están los pobres urbanos que realmente en este momento serían los que más sufrirían. Y hay que destacar que Latinoamérica hoy en día es una sociedad más urbana que rural”, dijo el analista.
Como posible solución ante la probable crisis nutricional, el BID propuso “incrementar y mejorar la focalización de la ayuda, quizás a través de reformar los regímenes de transferencias monetarias condicionadas con estos grupos para compensar el efecto del aumento de precios de los alimentos”.
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