La Encuesta Nacional de Lectura 2012, realizada entre el 25 y 28 de agosto pasado, consta de 89 preguntas, que incluyen el contexto del hogar y otras de carácter individual extraídas tanto de la ENL 2006 como del Cuestionario para el Estudiante de la Prueba Internacional para la Evaluación del Estudiante 2009, así como preguntas de uFnLectura.
Este cuestionario, titulado De la penumbra a la oscuridad, incluye por primera ocasión preguntas relacionadas con la escritura, y se levantó a escala nacional con una muestra de 2 mil casos, a personas mayores de 12 años que saben leer y escribir. El margen de error es de +/- 2.19 por ciento.
“No son resultados alentadores, dado que incluye preguntas de la ENL de 2006 sí es posible comparar cambios. La evidencia es que en México se lee menos.”
Cuando en 2006 se preguntó “usted lee o no lee libros, 56 por ciento de los mexicanos decía que leía libros, en 2012 es de 46 por ciento”.
En cuanto a libros por hogar, tres cifras: 56 por ciento de los encuestados dijeron tener entre uno y 10 libros; 21.5 por ciento dijo que entre 11 y 20, y 2.7 tiene más de cien libros que no son escolares.
El hábito de la lectura está presente entre la muestra de 12 a 17 años, pero va perdiéndose con la edad. La falta de tiempo para leer es el motivo más mencionado por el que se abandona el hábito. “Tenemos un pendiente clave de formación de lectores autónomos desde la etapa escolar, la mayoría cuando abandona la escuela dejan de leer”.
Hay cambios importantes en el uso de Internet: 43 por ciento de la población lo utiliza y de ese porcentaje 81 por ciento lo hace a diario, es decir, seis veces más que en 2006.
Las cifras aún deben ser analizadas, resaltó a su vez Roberto Garza, investigador y escritor, porque si bien se sostiene que más de la mitad de la población no lee libros “me parece importante señalar que cuando se habla de leer libros se piensa en la lectura siempre apegada al soporte.
“Que no lean libros no significa que no lean, sobre todo desde que las pantallas se han llenado de texto tanto en la televisión como en los teléfonos móviles. Las pantallas por sí mismas no alejan a los lectores de la lectura, son otro tipo de lecturas.
“Hay que pensar en el libro en pantalla, el libro papel combinado en pantalla, no es sólo alinear formatos y géneros sino diseñar desde ya una estrategia de participación.”
La Jornada